PERSONAL
De los errores se aprende y el técnico Mourinho aprendió muy concienzudamente la fórmula para anular a su eterno rival. En el primer derbi jugado en cancha blaugrana, hubieron muchos factores para esa derrota estrepitosa, una de ellas fue la falta de control en la media cancha donde fracasaron su cometido los blancos, pero también fue causado por el pressing que el Barça ejerce muy arriba en cancha rival, que no permite armar los ataques ni el contragolpe rival.
El partido del sábado por la liga fue un laboratorio de sensaciones donde Mourinho planteo ideas que le rondaban su cabeza, según los expertos que carecen de estadísticas y viven más de impresiones visuales el Madrid jugó horrible, le echan en cara no elaborar juego combinativo para atacar, pero haría falta ser corto de inteligencia para perder el tiempo trazando estrategias de elaboración de juego que pasarían por en medio de la emboscada culé, donde se desvanecerían, como meter a un pelotón en un paso entre montañas con los francotiradores enemigos apuntándoles las cabezas.
Si había que buscar un antídoto a la expeditiva marcación blaugrana lo más sencillo era un traslado de balón por donde nadie lo intercepta so pena de convertirlo en un recurso burdo y carente de efectividad. Pero el pelotazo por alto, si era bien receptado por Adebayor, Di Maria o Cristiano causaba zozobra en la retaguardia catalana. Así un Madrid básico con el sencillo balonazo al área rival compensaba la supremacía en elaboración de juego del rival. Aunque la posesión de balón y la elaboración de ataques determinaban un dominio del Barça, con la valla sin vulnerar el Madrid esperaba su oportunidad y la tuvo.
Un fulgurante contragolpe dejo a Pepe en un salto a lo "Jordan" con un estético y potente remate de cabeza, ante pase magistral de Özil con el gol de la victoria en su testa, remate que solo el parante pudo evitar lo que sería un victoria en ciernes. Pero si Mourinho enmendó al notar que el teutón Özil en el lance del sábado era más aporte para la creación que Benzema, Guardiola no reflexiono que el Madrid le había tomado la medida en el anterior partido y que el juego aéreo era su talón de Aquiles. Pep no busco el paliativo a la férrea marcación del trivote liderado por Pepe, que posicionalmente fue más audaz en Copa del Rey situándose en ciertos pasajes del partido como un falso ariete para preocupar a la zaga comandada por Pique, tampoco noto que el Madrid le ensayaba jugadas aéreas al segundo palo para descubrir las carencias de su defensa, pero lo más reprochable de Guardiola es que no entendió que el marcaje del Madrid minaba mentalmente a sus jugadores y no tuvo un plan B para revertir un sobre avisado acierto de Mourinho defensivamente.
Así nos queda como moraleja que el pelotazo no era un pataleo de un Madrid descompuesto sino una opción ante el pressing del Barça y que Guardiola no fue consciente que la Copa se le escapaba el sábado y no hizo nada para evitarlo.
Hala Madrid.
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